lunes, 26 de enero de 2015

L'artista

Puede que tenga ganas de llorar de felicidad, de libertad, de disfrutar de la soledad, de la música, de los recuerdos, puede que solo quiera llorar porque soy demasiado dramática o porque soy capaz de ver cosas que los demás no pueden, soy capaz de ver la felicidad en la cara de la gente, la libertad en los ojos que admiran la vida, soy capaz de ver la pasión al escuchar música y de recordar los detalles mas insignificantes.
Puede que haya encontrado demasiado pronto lo que la gente pasa la vida buscando, aun sabiendo que tengo que encontrar muchas cosas mas.
Tener el poder de abrirle el corazón y la mente a personas que no sabes ni como se llaman, pero, ¿realmente importa? No importa absolutamente nada. Cuando recuerdas a una persona no recuerdas su nombre, recuerdas los buenos momentos, las cosas que te contaba, sus extrañas expresiones y su sonrisa ya fuera forzada o difícil de vislumbrar. A mi por ejemplo, a él me gusta llamarle "El poeta" aun que no hiciese poesía de la que la gente cree que significa esa palabra. Con la mirada hacia poesía, con los azules ojos tristones y la boquita pequeña que sonaba perfecta cuando cantaba con la mayor pasión que encontraba dentro de sí, y hacía pasión sin darse cuenta, y solo en los recuerdos las personas que saben verla son capaces de llamarle poeta.
El también estaría totalmente orgulloso de mi, de que alguien me haya puesto un nombre distinto, alguien a quien conseguí querer en una noche, alguien a quien a partir de ahora llamaré "El artista", alguien a quien le habría pedido que parase el tiempo para vivir la noche mas larga de la historia, por que significó un cambio para mi, porque puedo estar menos pendiente todavía de las cosas que no importan, pero siempre seguiré recordando los detalles más tontos y que ha conseguido que me de cuenta de que las almas pueden conectar sin que conecten los nombres, sin que importe nada, ni el frío, ni el calor, sin que importe que nos miren raro por bailar como queramos, por ver la pasión, porque mi sueño empiece a ver la luz. Y si algún día me lo encuentro en algún exótico lugar le daré las gracias por ayudarme a que me atreviese a escribir por fin sobre él. Por dejar que me riera hasta quedarme sin voz, por no cogerme nunca la mano para que me quedara a su lado, por abrirme los ojos de la vida, y por ayudarme a empezar a contar como era su poesía, para que la gente que me conoce vea realmente porque la gente que no sabe mi nombre me llama artista.