Creía que el días más deprimente del año era el domingo de después de carnavales, pero he tenido el
placer de descubrir que el lunes siguiente lo es todavía más. Todo el día sin
poder abrir los ojos del todo y
procurando que no se cierren porque en cuanto lo haces las imágenes de lo
vivido en las últimas sesenta horas aproximadamente son dolorosas cuando atacan
de improvisto, y duelen porque el recuerdo es tan absolutamente maravilloso que
odias no poder volver a él.
No puedes volver a escuchar la misma canción tocada y cantada por los mismos músicos, ni en el mismo estado, no volverás a tirar un flamenco rosa por los aires, ni gritaras para quedarte sin voz, ni correrás de aquí para allá para no perderte ningún momento, pero tampoco volverás a dormirte en la misma posición, al menos no hasta dentro de un año entero.
Y pensar en eso, en que el transcurso de un año sea demasiado largo me da fuerzas para poder seguir disfrutando de todo lo que ocurra hasta que vuelva a llegar un jueves lluvioso de carnavales y volvamos a prometernos que vamos a disfrutar de cada momento, que vamos a seguir a delante pase lo que pase, que vamos a crecer sin ganas de madurar, que vamos a encontrarnos al año siguiente en el sitio que haga falta para prometernos una vez más, un año más que seguiremos siendo amigas.
No puedes volver a escuchar la misma canción tocada y cantada por los mismos músicos, ni en el mismo estado, no volverás a tirar un flamenco rosa por los aires, ni gritaras para quedarte sin voz, ni correrás de aquí para allá para no perderte ningún momento, pero tampoco volverás a dormirte en la misma posición, al menos no hasta dentro de un año entero.
Y pensar en eso, en que el transcurso de un año sea demasiado largo me da fuerzas para poder seguir disfrutando de todo lo que ocurra hasta que vuelva a llegar un jueves lluvioso de carnavales y volvamos a prometernos que vamos a disfrutar de cada momento, que vamos a seguir a delante pase lo que pase, que vamos a crecer sin ganas de madurar, que vamos a encontrarnos al año siguiente en el sitio que haga falta para prometernos una vez más, un año más que seguiremos siendo amigas.
Y si un año me parece lo suficientemente largo es porque han
pasado demasiados momentos, locuras y estupideces que lo han llenado de genialidades,
que nos han hecho crecer, y ser mejores aun que pensemos muy parecido en las
cosas importantes, pero que al fin y al cabo, como te prometía hay que crecer
pero no madurar, o no hacerlo al menos como lo hacen algunas personas, y seguir
sintiéndonos a gusto con nosotras mismas y con la gente que estamos, y pasar de
los momentos que no nos inspiran y de las personas que nos desmotivan, y
perdonar a nuestro pasado si alguna vez ha hecho algo que ahora no haríamos y
prometerle a nuestro futuro que haremos lo que soñamos.
Por eso cuando me has preguntado que ha sido lo mejor lo he
tenido que pensar mucho, creo que te he contado primero lo menos importante de
todo, y luego he proseguido con forme recordaba unas cosas y otras, y ahora que
te lo he contado todo te voy a contar lo mejor, después de nuestros
estrafalarios bailes evidentemente, y he elegido este momento no porque me haya
inspirado y mucho menos motivado, si no porque me ha hecho darme cuenta de que
realmente la promesa estaba bien formulada. Y al igual que el año pasado cuando
te prometí disfrutar hubo un momento que lo disfruté como ninguno hasta ese
momento, que fue el primero pero no el ultimo, también he empezado a crecer sin
madurar en este intenso carnaval.
Y es que estaba chillando “Picaporte” a los cuatro vientos
mientras saltaba espantosamente en mitad de toda la gente que no se sabía mi
canción y después mientras bailaba como solo tú y yo sabemos se me queda
mirando el chico de los carnavales, el que olía raro, el que conocí los
carnavales que me hice amiga tuya, amiga de todas, contra el que me empujabais
y con el que empecé a hablar tontamente y al que pretendía entregar y de hecho
le entregué mi inocencia y mi integridad, al que dejé que violara mis valores,
de quien fui sumisa por pura ignorancia y estupidez, quien se rió de mi
mientras yo creía que afloraban insectos rosas voladores en mi estomago y quien
hizo correr rumores horribles sobre mí, “Mi basura” me atrevía a llamarle, sin
saber que realmente representaba todos los desperdicios de mi personalidad, y a
quien creía que no podía encontrarme y caer rendida ante él, cosa que solucioné
hace mucho, cuando creí enamorarme de otro de sus amigos, pero ese es otro
tema, que no me he tenido ovarios a solucionar.
Y resulta que hacía unas pocas semanas había leído que para crecer y conseguir tus metas, triunfar y demás había que perdonarse a sí misma en primer lugar, y tener la certeza de que no te arrepientes absolutamente de nada, y sin más, le perdoné, porque involuntariamente pensé en él cuando lo leí.
Y resulta que hacía unas pocas semanas había leído que para crecer y conseguir tus metas, triunfar y demás había que perdonarse a sí misma en primer lugar, y tener la certeza de que no te arrepientes absolutamente de nada, y sin más, le perdoné, porque involuntariamente pensé en él cuando lo leí.
Pero para mi sorpresa no me sentía más cerca de del éxito ni
mucho menos, con lo qué pensé que tal vez no tenia que perdonarle a él por
hacerme nada que fue lo único que me hizo. Si no que me tenía que perdonar a mi
misma por dejar que él me tratara como lo hizo, por dejarme llevar y decir
cosas que nunca diría, por no comportarme como creía que era correcto, por mi
estupidez que todavía hacía que me hirviera la sangre cada vez que pensaba en
la vergüenza que me hace sentir recordarlo. Y estaba completamente decidida a
perdonarme a mí también, pero no tenía ni idea de cómo hacerlo.
Y me miró como diciendo “¿Qué haces? ¿Por qué bailas así?” y yo
le conteste sin escuchar su pregunta que era el baile anti-erección y él se
rió, y yo me reí, y no sé qué pasó después pero me ofreció un cigarrillo y yo
le pregunte que a quién se lo había robado, aparte de por desconfiada, porqué
recordaba que odiaba que fumase, y ahí me di cuenta de que las personas
cambian. Luego pensado que todo el mundo tiene la mínima idea de lo que pasa
por mi cabeza le pregunté que si era para hacer las paces, y me dolió que no se
acordará porqué íbamos a tener que hacer las paces, y me permití perdonarme a
mi misma mientras me fumaba su cigarro y luego le sonreí, porque estaba en paz
con mi yo de la basura, y le ofrecí una mano y bailé con un montón de bolsas de
plástico llenas de latas grasientamente vacías y cascaras de plátano.
Y bailamos el baile anti-sexual para la promesa y brindé con el pasado por haberme hecho como era en ese momento y mientras el cava desbordaba nuestras copas de cáliz me prometí ser siempre lo más cercano a esa felicidad que sentí.
Y bailamos el baile anti-sexual para la promesa y brindé con el pasado por haberme hecho como era en ese momento y mientras el cava desbordaba nuestras copas de cáliz me prometí ser siempre lo más cercano a esa felicidad que sentí.
Por eso realmente no me duele del todo que hayan terminado,
porque comprendo que todo viene y va y que para sobrevivir al paso del tiempo
hay que conseguir estar en paz con las personas que han hecho que seas como
eres cuando eres feliz.