viernes, 25 de diciembre de 2015

Sin miedo

Si el amor fuese oro, hoy sería la persona más rica del mundo. De hecho lo soy.
Si la familia se eligiera, yo sin duda elegiría a la mía.
Y es que formo parte de una familia tan grande que me cuesta contar las personas que la componen. Sigo haciendo amigos sin darme cuenta, pero siendo plenamente consciente de que son, al fin y al cabo, el aire que respiras.
Si cada vez que te hacen reír me tatuaran en el pecho una canción, hoy sería todo melodía. De hecho lo estoy siendo.
Si en cada abrazo se duplicaran mis años de vida, tal vez viviría para siempre.
Y es que a veces no importa si escuchas o si no, te vale con saber que hay amor en los brillantes ojos que piden deseos por ti. A veces tampoco importa si llevas unos labios marcados en mitad de la cara, si eres capaz de apreciar el significado del carmín.
Si pudiera mentir diciendo que me voy a esconder, probablemente la imagen de un nuevo momento preferido, añadido a mi larga lista en el ultimo instante, me haría bajar las escaleras y leer con los nervios en el pulso haciendo temblar las letras que detallo febril pero apasionadamente a esa familia que durante mi infinita vida elegiría. Recordándonos mutuamente el diminuto valor del miedo.
Si pudiera gritar como el fuego que caldea el navideño ambiente, quemaría las ideas más estúpidas de la mente de la gente. Pero hablo despacio digiriendo las palabras antes de soplarlas en las velas del primer año que brindamos pidiendo la inexistencia de ausencias en la mesa, y consigo emocionarme por las innumerables miradas que clavan su mente en mí, permitiéndome entrar con la puerta entornada en sus acicaladas mentes en las que me esperan con los brazos abiertos y una multitud de regalos que no son oro, son de hecho mucho mejor.
Y parece que importan poco los envoltorios, y los tiramos a la basura despreciando la dedicación que cada uno de los componentes de ese infinito universo, que casualmente brillan más que el diamante más caro que te puedas permitir, han formado, sin darnos cuenta de que la familia no es un álbum de fotos de cada uno de los nietos, la familia es el día en que decides levantarte de la mesa y ayudar a recoger, fregando los platos con la sonrisa más sincera y deseando, muerta de sueño, que el día no acabe nunca, que dure tanto como un abrazo, como un furtivo saludo, o como un villancico a dúo, que todos dispuestos a escuchar, encuentran en sus notas el amor, convirtiéndote en la persona más rica del mundo.

domingo, 11 de octubre de 2015

"¿Cuanto queda para eso?"

Hay distintas formas de vislumbrar el momento en que una persona empieza a madurar. Puedes percibirlo cuando intentas entender conceptos como el tiempo o el dinero, en el momento en el que te haces conocedor de que algo que ni si quiera conoces te está empezando a controlar.
Oigo a un niño en el pueblo despidiéndose de sus amigos en el puente de octubre. Recuerdo que para mi los puentes eran como microveranos cuando era pequeña y el pueblo se volvía a llenar de gente durante unos días, y volvía a ver a mis amigas y nuestra relación no había cambiado en lo absoluto.
"Hasta pascua" dice el niño antes de escaparse por el callejón en el que supongo que se encuentra su casa.
"¿Cuando es pascua?" se pregunta uno de sus amigos, y a continuación el otro amigo le contesta que "Por abril".
Y sonríes, aun que de una forma en la que es como llorar de nostalgia.
Es entonces, cuando el primer amigo se vuelve a preguntar "¿Cuanto queda para eso?" cuando descubro que hace mucho tiempo que controlo los meses, las estaciones y las fiestas. Que hace mucho que sé cuando vuelvo a ver a mis amigas y cuando sé que es para unos días y no para un verano entero. De hecho hace tiempo que no paso un verano entero con ninguna de mis amigas. Hace tiempo que soy yo la que espera con ansia el fin de semana para llegar a casa, a la casa del pueblo donde me esta esperando mi familia y mis vecinos y ya no son mis padres los que necesitan verme a todas horas, si no que soy yo la que los necesito a ellos en todo momento, y cuando mi hermano ya ni si quiera me molesta porque hecho de menos que me fastidie.
Y estudiar es ahora mi único propósito y luchar contra las ideas que a mi parecer son moralmente incorrectas desde una perspectiva respetuosa y pacifica es mi mayor deseo.
Y te das cuenta de que nunca se deja de aprender, que nunca se sabe demasiado, que te queda mucho por madurar y de que las relaciones forjadas en esos calurosos y radiantes días en el pueblo perdurarán tanto como tu memoria.

sábado, 22 de agosto de 2015

Estrellas fugaces

¿Y si te dijera que lo he conseguido?
¿Que soy capaz de guardar un secreto, capaz de ver las bellezas del mundo y capaz de verme a mí?
Y es cierto, cada día al despertar seguía una rutina impuesta por las fatales horas de sueño, y entre etílicos olores era capaz de amanecer, lavarme o no la cara y tirar hacia delante, hacía una noche más.
Y que han sido perfectas.
¿Y si te dijera que lo he conseguido un año más?
¿Que sin darme cuenta he disfrutado de todos los placeres de la vida?
Y realmente, cada año he vivido como si fuera el último, como que merecía ser recordado y cada año ha formado una locura de vida llamada mi pasado. 
¿Y si te dijera que no me importa el tiempo?
¿Que el pasado tiene la misma poca importancia que el futuro?
Y de verdad me gustaría decírtelo, que he tocado mis sueños con las puntas de los dedos y he pedido deseos a estrellas fugaces, y que fugaz me parece ahora todo. Y es que la vida es tan corta a veces y tal intensa otras. 
Que si te dijera que lo único que corre por mis venas son las ganas me levantarías colocándome encima de tus hombros y me acercarías a la luna. 
¿Y si te dijera que con mi alma guardo las cuatro lunas en el baúl? ¿Qué me mata la idea de esperar cuatro años más?
Y en la realidad no haría falta esperar, pero en este mundo encuadernado entre palabras y más palabras que dan sentido a los sentidos te diría que las pasiones mueven mundos.

¿Y qué sería de nosotros sin nuestros secretos mundos?

viernes, 17 de abril de 2015

Enamorate

"Estoy dispuesta, estoy dispuesta ahora que soy partidaria del amor a enamorarme, a salir al mundo, a escucharlo y a enamorarme de cada melodía de la vida, a enamorarme cada día de mi familia, de mis amigos, de mi programa de organización semanal, de mi mente, de mi cuerpo, de la música, de los libros, de las mariposas, de las amapolas, a enamorarme del viento cada vez que intente llevarme con él, de las palabras que se hagan camino entre la tormenta de historias que vaga por mi cabeza, quiero enamorarme de la risa de los niños y de las lágrimas de los adultos, de cada beso que me ofrezcan, de cada saludo cada mañana, quiero enamorarme de los instrumentos, de las semicorcheas y de las redondas ligadas a otras redondas, de mis tres habitaciones, de mi ausencia de límites, quiero enamorarme de algún alma perdida, de los lametones de Kiara, de cada vez que mis primos pronuncian mal mi nombre, de cada buen pensamiento, de cada buena acción, de mi nuevo corte de pelo, de mi especialidad para descartar historias e inventar otras nuevas, de mi falta de sueño, de mi ración diaria de té, de mis imperfecciones, de mis profundidades, de mis poetas, de las nuevas ideas y de las casi olvidadas, del miedo, de la vida, del mundo".

Emma Watson (EmWatson) on Twitter

jueves, 26 de marzo de 2015

Picaporte.

Creía que el días más deprimente del año era el domingo de después de carnavales, pero he tenido el placer de descubrir que el lunes siguiente lo es todavía más. Todo el día sin poder abrir los ojos  del todo y procurando que no se cierren porque en cuanto lo haces las imágenes de lo vivido en las últimas sesenta horas aproximadamente son dolorosas cuando atacan de improvisto, y duelen porque el recuerdo es tan absolutamente maravilloso que odias no poder volver a él. 
No puedes volver a escuchar la misma canción tocada y cantada por los mismos músicos, ni en el mismo estado, no volverás a tirar un flamenco rosa por los aires, ni gritaras para quedarte sin voz, ni correrás de aquí para allá para no perderte ningún momento, pero tampoco volverás a dormirte en la misma posición, al menos no hasta dentro de un año entero.
 Y pensar en eso, en que el transcurso de un año sea demasiado largo me da fuerzas para poder seguir disfrutando de todo lo que ocurra hasta que vuelva a llegar un jueves lluvioso de carnavales y volvamos a prometernos que vamos a disfrutar de cada momento, que vamos a seguir a delante pase lo que pase, que vamos a crecer sin ganas de madurar, que vamos a encontrarnos al año siguiente en el sitio que haga falta para prometernos una vez más, un año más que seguiremos siendo amigas.

Y si un año me parece lo suficientemente largo es porque han pasado demasiados momentos, locuras y estupideces que lo han llenado de genialidades, que nos han hecho crecer, y ser mejores aun que pensemos muy parecido en las cosas importantes, pero que al fin y al cabo, como te prometía hay que crecer pero no madurar, o no hacerlo al menos como lo hacen algunas personas, y seguir sintiéndonos a gusto con nosotras mismas y con la gente que estamos, y pasar de los momentos que no nos inspiran y de las personas que nos desmotivan, y perdonar a nuestro pasado si alguna vez ha hecho algo que ahora no haríamos y prometerle a nuestro futuro que haremos lo que soñamos.

Por eso cuando me has preguntado que ha sido lo mejor lo he tenido que pensar mucho, creo que te he contado primero lo menos importante de todo, y luego he proseguido con forme recordaba unas cosas y otras, y ahora que te lo he contado todo te voy a contar lo mejor, después de nuestros estrafalarios bailes evidentemente, y he elegido este momento no porque me haya inspirado y mucho menos motivado, si no porque me ha hecho darme cuenta de que realmente la promesa estaba bien formulada. Y al igual que el año pasado cuando te prometí disfrutar hubo un momento que lo disfruté como ninguno hasta ese momento, que fue el primero pero no el ultimo, también he empezado a crecer sin madurar en este intenso carnaval.

Y es que estaba chillando “Picaporte” a los cuatro vientos mientras saltaba espantosamente en mitad de toda la gente que no se sabía mi canción y después mientras bailaba como solo tú y yo sabemos se me queda mirando el chico de los carnavales, el que olía raro, el que conocí los carnavales que me hice amiga tuya, amiga de todas, contra el que me empujabais y con el que empecé a hablar tontamente y al que pretendía entregar y de hecho le entregué mi inocencia y mi integridad, al que dejé que violara mis valores, de quien fui sumisa por pura ignorancia y estupidez, quien se rió de mi mientras yo creía que afloraban insectos rosas voladores en mi estomago y quien hizo correr rumores horribles sobre mí, “Mi basura” me atrevía a llamarle, sin saber que realmente representaba todos los desperdicios de mi personalidad, y a quien creía que no podía encontrarme y caer rendida ante él, cosa que solucioné hace mucho, cuando creí enamorarme de otro de sus amigos, pero ese es otro tema, que no me he tenido ovarios a solucionar.
Y resulta que hacía unas pocas semanas había leído que para crecer y conseguir tus metas, triunfar y demás había que perdonarse a sí misma en primer lugar, y tener la certeza de que no te arrepientes absolutamente de nada, y sin más, le perdoné, porque involuntariamente pensé en él cuando lo leí.

Pero para mi sorpresa no me sentía más cerca de del éxito ni mucho menos, con lo qué pensé que tal vez no tenia que perdonarle a él por hacerme nada que fue lo único que me hizo. Si no que me tenía que perdonar a mi misma por dejar que él me tratara como lo hizo, por dejarme llevar y decir cosas que nunca diría, por no comportarme como creía que era correcto, por mi estupidez que todavía hacía que me hirviera la sangre cada vez que pensaba en la vergüenza que me hace sentir recordarlo. Y estaba completamente decidida a perdonarme a mí también, pero no tenía ni idea de cómo hacerlo.

Y me miró como diciendo “¿Qué haces? ¿Por qué bailas así?” y yo le conteste sin escuchar su pregunta que era el baile anti-erección y él se rió, y yo me reí, y no sé qué pasó después pero me ofreció un cigarrillo y yo le pregunte que a quién se lo había robado, aparte de por desconfiada, porqué recordaba que odiaba que fumase, y ahí me di cuenta de que las personas cambian. Luego pensado que todo el mundo tiene la mínima idea de lo que pasa por mi cabeza le pregunté que si era para hacer las paces, y me dolió que no se acordará porqué íbamos a tener que hacer las paces, y me permití perdonarme a mi misma mientras me fumaba su cigarro y luego le sonreí, porque estaba en paz con mi yo de la basura, y le ofrecí una mano y bailé con un montón de bolsas de plástico llenas de latas grasientamente vacías y cascaras de plátano.
Y bailamos el baile anti-sexual para la promesa y brindé con el pasado por haberme hecho como era en ese momento y mientras el cava desbordaba nuestras copas de cáliz me prometí ser siempre lo más cercano a esa felicidad que sentí.

Por eso realmente no me duele del todo que hayan terminado, porque comprendo que todo viene y va y que para sobrevivir al paso del tiempo hay que conseguir estar en paz con las personas que han hecho que seas como eres cuando eres feliz.

viernes, 27 de febrero de 2015

Primera sesión.

Esta absolutamente claro que nadie va a vivir mi vida por mi, es algo a lo que me niego evidente y rotundamente en cada uno de los aspectos. El problema es que para hacerlo necesito tomar una serie de decisiones que soy incapaz de tomar. Debería responder a un millón de preguntas que resuenan silenciosas una y otra vez por el interior de mi cabeza, y las ignoro, por que he aprendido a hacerlo, he escogido el camino fácil, como siempre, he decidido ponerme los cascos y pensar en otra cosa, he decidido que otra persona responda a esas preguntas, y lo peor de todo, lo que no tiene remedio es que me importa un verdadero pimiento quien responda al millón de preguntas de las cuales nacerán los brotes del jardín que será mi vida. Y no me importa quien las responda, o ni si quiera si son respondidas, no importa en absoluto si es mi madre, mi padre, mis amigas o mi futura yo.
El problema llega cuando la acumulación de preguntas sin responder forman una nube tan oscura e intimidante que me impide ver el mundo con ojos claros, y todo a mi alrededor es de un oscuro comparable al de la nube de preguntas. Y ya cuando, cuando crees que te puedes acostumbrar a verlo todo a tu alrededor con ese tono oscuro y surrealista, llegan de fuera más preguntas que no quiero responder, como atacando por todas las partes posibles, estoy convencida de que en algún momento mi periquito aprenderá a hablar solamente para hacerme alguna de esas preguntas.
Y no se que hacer, me siento tan cohibida.
Le diría eso a mi psicoanalista si lo tuviera, pero desgraciadamente todavía no se ha sacado la carrera y no me apetece agobiar a nadie más con este tema, así pues he decidido crear en mi cabeza, detrás de la nube negra a mi psicoanalista personal.

¿Te das cuenta de lo poco que me cuesta tomar decisiones tontas?_ le preguntaría.


Él, o ella, me respondería que sí, que se da cuenta y que intentase tomarme toda de la misma manera.


Resulta que no puedo psicoanalista imaginario, resulta que las decisiones que tengo que tomar antes de empezar a deshacer la estúpida nube, son las que van a construir el pequeño sendero por el que voy a caminar el resto de mi vida, y sabe usted lo que más me fastidia de todo, que no quiero seguir siempre el mismo camino, que no me parece justo no poder escoger otros caminos cuando me canse de ese, quiero ver más paisajes, caminar por distintos tipos de suelos y respirar distintos tipos de aires. No puedo responder a ninguna pregunta porque me niego a trazar ningún odioso camino, quiero tener todas las posibilidades abiertas todo el tiempo posible._ y me pondría a llorar sin querer de la rabia que por fuera no se apreciaría.


Pero el psicoanalista como está dentro de mi cabeza si podría apreciar. Y no se acercaría a mi al verme llorar, porque al ser parte de mi sabría que eso no me gustaría, así que seguiría sentado en su sillón de cuero sintético negro detrás de su blog de notas que todavía no he decidido si es rojo o amarillo.


Hay otro problema_ diría el psicoanalista, llamando mi atención, pero no levantaría la cabeza de entre las manos porque cuando lloro me gusta que me vean llorar, porque es cuando más bonita me veo, y no tendría miedo a hacerle daño al psicoanalista porque no me quiere y no le puede doler que sufra_ resulta que en estos momentos, aun que no lo parezca, aun que parezca que tiene un sinfín de caminos abiertos, solo tiene dos opciones, la primera es seguir evitando esa resolución de preguntas que parece que puede llevar echadas a la espalda durante el tiempo que usted quiera, pero le advierto, algún día puede que le estallen en la cara, algún día puede que sea tarde para tomar la otra opción.


Yo no preguntaría cuál es la otra opción, por que en esos momentos lo único que querría hacer es seguir llorando, pero esta vez tapándome la cara, y acurrucándome contra el abrazo de mi madre, y protegiéndome de cualquier adversidad, sabiendo que ella la resolverá por mi, y solo querría seguir llorando hasta quedarme dormida, aun que eso suponga que mi padre tiene que dormir en otra habitación. Porque son esas cosas las que tienen las madres, que a lo mejor no les podemos contar tantos problemas, ideas, propósitos o inconvenientes como a nuestros padres, porque no nos ofrezcan esa confianza o simplemente porque sabemos que a ellos les resulta más fácil resolver esos temas, pero las madres tienen otras cosas, otro poder me atrevería a decir, son capaces de crear refugios seguros y de calmarnos realmente cuando nos es imposible parar de llorar y son capaces de ver y comprender que algo no va bien sin ni si quiera haber abierto la boca.


La otra opción_ proseguiría el psicoanalista, es empezar a resolver tus problemas de una forma ordenada y saludable_ yo soltaría un JÁ irónico_ en primer lugar hay que ponernos con lo de la nube, porque pronto nos va a caer un chaparrón si no hacemos nada con ella, ¿por qué no haces un lista con todas las preguntas que logres distinguir en la oscuridad de la nube? Empieza por las de fuera y ves profundizando cada vez, haz una lista, eso se te da bien, lo sé. Cuando las tengas ordenadas no las contestes, únicamente decide, en las que puedas, si eres capaz de responderlas tu o necesitas ayuda de alguien. 


Yo me quedaría pensando en que mi psicoanalista esta todavía peor que yo, y que al final le voy a acabar cogiendo cariño.


Bueno querida, se nos ha acabado el tiempo por hoy, trae los deberes hechos para la próxima sesión, y si no quieres que te tomen por loca no le hables a nadie de mi existencia.


Creo que la gente de la que me importa minimamente su opinión, tienen la certeza de que estoy más loca de lo que en realidad querría estar.


Eso me alegra de diversas formas, que disfrute des-oscureciendo su mente, nos vemos en su próxima crisis.


viernes, 6 de febrero de 2015

Simplemente palabras

¿Por qué ellas querrán crecer? 
No entiendo esa obsesión por hacerse mayor, ni esa capacidad de creer que lo que venga después sea mejor de lo que es ahora, en este preciso y precioso momento.
Qué tiene realmente el madurar... Hay que crecer, eso esta claro, y también que el día a día se nos irá echando a la espalda cargado de sabiduría y experiencia. Que no hay día en que no se aprenda nada nuevo. 
Pero realmente, ¿hay algo más bonito que la ignorancia? 
Lo hay, se llama inocencia, libertad, humanidad, felicidad.
Si le preguntásemos a nuestros abuelos coincidirán en que la felicidad completa no existe, porque si es su larga vida todavía no la han encontrado, es porque no la hay.
También te dirán que en sus vivencias han visto violada la palabra humanidad y se reirán de la idea de la inocencia. ¿Y de la libertad que van a decirte? Si le preguntara a una de mis abuelas me diría que la libertad llegará cuando se vaya "al cielo", y la otra probablemente me diga que su libertad le ha salido demasiado cara.
¿Tengo que renunciar a la libertad para ser feliz? 
No creo que una palabra no signifique en el fondo lo mismo que la otra. 
Mi abuelo diría eso, que son simplemente palabras, y que le deje en paz.
Y yo evidentemente no le preguntaría que es para él la paz.

No quiero renunciar a mi inocencia para crecer, no quiero darme cuenta de que la humanidad existe en un espacio tan reducido que sea imposible de ver. No quiero dejar de ser libre, ni feliz porque la sociedad me obligue a crecer.

Soy de esas personas a las que les gusta dejarse llevar y deja para otros eso de tomar decisiones. No quiero tener preocupaciones, porque son lo contrario a la ignorancia, y esta me gusta. No quiero que me moleste dejar la mente en blanco y no enterarme de lo que pasa a mi alrededor. 
No quiero dejar de bailar al son de la inocencia. Ni dejar de gritar a los cuatro vientos que soy libre. No quiero dejar de sentirme feliz, ni de hacer feliz a los demás por mi propio beneficio, porque eso sería renunciar también a mi humanidad.
Porque ya voy a tener que renunciar a demasiadas cosas como para olvidarme también de quien soy yo.

lunes, 26 de enero de 2015

L'artista

Puede que tenga ganas de llorar de felicidad, de libertad, de disfrutar de la soledad, de la música, de los recuerdos, puede que solo quiera llorar porque soy demasiado dramática o porque soy capaz de ver cosas que los demás no pueden, soy capaz de ver la felicidad en la cara de la gente, la libertad en los ojos que admiran la vida, soy capaz de ver la pasión al escuchar música y de recordar los detalles mas insignificantes.
Puede que haya encontrado demasiado pronto lo que la gente pasa la vida buscando, aun sabiendo que tengo que encontrar muchas cosas mas.
Tener el poder de abrirle el corazón y la mente a personas que no sabes ni como se llaman, pero, ¿realmente importa? No importa absolutamente nada. Cuando recuerdas a una persona no recuerdas su nombre, recuerdas los buenos momentos, las cosas que te contaba, sus extrañas expresiones y su sonrisa ya fuera forzada o difícil de vislumbrar. A mi por ejemplo, a él me gusta llamarle "El poeta" aun que no hiciese poesía de la que la gente cree que significa esa palabra. Con la mirada hacia poesía, con los azules ojos tristones y la boquita pequeña que sonaba perfecta cuando cantaba con la mayor pasión que encontraba dentro de sí, y hacía pasión sin darse cuenta, y solo en los recuerdos las personas que saben verla son capaces de llamarle poeta.
El también estaría totalmente orgulloso de mi, de que alguien me haya puesto un nombre distinto, alguien a quien conseguí querer en una noche, alguien a quien a partir de ahora llamaré "El artista", alguien a quien le habría pedido que parase el tiempo para vivir la noche mas larga de la historia, por que significó un cambio para mi, porque puedo estar menos pendiente todavía de las cosas que no importan, pero siempre seguiré recordando los detalles más tontos y que ha conseguido que me de cuenta de que las almas pueden conectar sin que conecten los nombres, sin que importe nada, ni el frío, ni el calor, sin que importe que nos miren raro por bailar como queramos, por ver la pasión, porque mi sueño empiece a ver la luz. Y si algún día me lo encuentro en algún exótico lugar le daré las gracias por ayudarme a que me atreviese a escribir por fin sobre él. Por dejar que me riera hasta quedarme sin voz, por no cogerme nunca la mano para que me quedara a su lado, por abrirme los ojos de la vida, y por ayudarme a empezar a contar como era su poesía, para que la gente que me conoce vea realmente porque la gente que no sabe mi nombre me llama artista.