viernes, 6 de febrero de 2015

Simplemente palabras

¿Por qué ellas querrán crecer? 
No entiendo esa obsesión por hacerse mayor, ni esa capacidad de creer que lo que venga después sea mejor de lo que es ahora, en este preciso y precioso momento.
Qué tiene realmente el madurar... Hay que crecer, eso esta claro, y también que el día a día se nos irá echando a la espalda cargado de sabiduría y experiencia. Que no hay día en que no se aprenda nada nuevo. 
Pero realmente, ¿hay algo más bonito que la ignorancia? 
Lo hay, se llama inocencia, libertad, humanidad, felicidad.
Si le preguntásemos a nuestros abuelos coincidirán en que la felicidad completa no existe, porque si es su larga vida todavía no la han encontrado, es porque no la hay.
También te dirán que en sus vivencias han visto violada la palabra humanidad y se reirán de la idea de la inocencia. ¿Y de la libertad que van a decirte? Si le preguntara a una de mis abuelas me diría que la libertad llegará cuando se vaya "al cielo", y la otra probablemente me diga que su libertad le ha salido demasiado cara.
¿Tengo que renunciar a la libertad para ser feliz? 
No creo que una palabra no signifique en el fondo lo mismo que la otra. 
Mi abuelo diría eso, que son simplemente palabras, y que le deje en paz.
Y yo evidentemente no le preguntaría que es para él la paz.

No quiero renunciar a mi inocencia para crecer, no quiero darme cuenta de que la humanidad existe en un espacio tan reducido que sea imposible de ver. No quiero dejar de ser libre, ni feliz porque la sociedad me obligue a crecer.

Soy de esas personas a las que les gusta dejarse llevar y deja para otros eso de tomar decisiones. No quiero tener preocupaciones, porque son lo contrario a la ignorancia, y esta me gusta. No quiero que me moleste dejar la mente en blanco y no enterarme de lo que pasa a mi alrededor. 
No quiero dejar de bailar al son de la inocencia. Ni dejar de gritar a los cuatro vientos que soy libre. No quiero dejar de sentirme feliz, ni de hacer feliz a los demás por mi propio beneficio, porque eso sería renunciar también a mi humanidad.
Porque ya voy a tener que renunciar a demasiadas cosas como para olvidarme también de quien soy yo.

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